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lunes, 24 de enero de 2022

CONOCE LA HISTORIA DE ESTAS PERSONAS NEGRAS QUE LLEGARON A LOS ALTARES



Conoce la historia de estas personas negras que llegaron a los altares

Redacción ACI Prensa




Cada 24 de enero, el mundo celebra el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes, que fue adoptada por la UNESCO en 2019 y recuerda la importancia de la cultura negra para la humanidad.

En la Iglesia destacan algunas personas de procedencia afrodescendiente que, en su lucha por alcanzar la vocación a la santidad, llegaron a los altares. Te presentamos la historia de algunos santos y beatos que muestran que la santidad no tiene color de piel ni nacionalidad.


1. San Martín de Porres

San Martín de Porres nació en Lima (Perú) en 1579, fue hijo de un noble español de origen burgalés, Juan de Porres, y una negra liberta, Ana Velázquez, natural de Panamá. Desde niño, se preocupaba por el sufrimiento de la gente, especialmente por los enfermos y los pobres.

Aprendió el oficio de barbero y adquirió algunos conocimientos de medicina. A los quince años pidió ser admitido como “donado”, es decir, como terciario, en el convento de los Dominicos de la Ciudad de Lima.

Ya en el convento, trabajó como enfermero, donde atendía a cualquiera que se presentase a la enfermería, e intercedió ante Dios para que se realizaran numerosos milagros, especialmente curaciones.

San Martín de Porres murió en 1639, fue canonizado por San Juan XXIII en 1962 y ha sido siempre representado con la escoba en la mano, símbolo de su humilde servicio. Fue nombrado “Santo Patrono de la Justicia Social” y “Patrón Universal de la Paz” y su fiesta se celebra cada 3 de noviembre.


2. Santa Josefina Bakhita

Santa Josefina Bakhita nació en Sudán (África), de muy pequeña fue capturada en el bosque y vendida como esclava, donde pasó por la propiedad de cinco amos, siendo el cuarto con el que más sufrió de humillaciones y torturas.

Josefina ingresó al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, junto con Minnina, su amiga e hija de su nuevo amo, Augusto Michieli. Es ahí que conoce a Dios, quién siempre “había permanecido en su corazón” y le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, “pero recién en ese momento sabía quién era”.

El 9 de enero de 1890 recibió el Bautismo, la Primera Comunión y la Confirmación. Desde ese momento tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada, y el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad, se convirtió en una de las hermanas de la orden.

Bakhita falleció en 1947 en Schio (Italia), San Juan Pablo II la beatificó en 1992 y declaró su día de culto el 8 de febrero. Finalmente, el mismo pontífice la canonizó en el año 2000.

“Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa”, son las recordadas palabras de la santa que se convirtió en un ícono de la historia de África.


3. San Benito de Palermo

San Benito Manassari nació en San Fratello en Messina (Italia) en 1526, fue hijo de descendientes de esclavos africanos y por su color de piel es conocido como el Moro.

A los 21 años ingresó en una comunidad de ermitaños y vivió en el Monte Pellegrino en Palermo. Sin embargo, cuando el Papa Pío IV disolvió la comunidad pasó a ser parte de los Frailes Menores.

Por 24 años su hogar fue el convento de Santa Maria di Gesù, donde ejerció la labor de cocinero, superior y maestro de novicios, fue conocido por su humildad y por vivir lleno de fe en la divina providencia,

Murió en 1589, fue beatificado por el Papa Benedicto XIV en 1743 y el Papa Pío VII lo canonizó el 24 de mayo de 1807. Su festividad se celebra el 4 de abril y es copatrón de Palermo junto con Santa Rosalía.


4. San Carlos Lwanga y compañeros mártires de Uganda

Carlos Lwanga, José Mkasa, junto a 20 compañeros, fueron martirizados entre 1885 y 1887 en Uganda por haber formado parte de la sociedad de los Misioneros de África, conocida como los Padres Blancos, que se encargó de la evangelización de ese continente durante el siglo XIX.

El líder de la comunidad católica, que para entonces tenía unos 200 miembros, era un joven de 25 años llamado José Mkasa (Mukasa) que trabajaba como mayordomo de la corte del rey Muanga.

José fue quemado el 15 de noviembre de 1885 por confrontar una decisión del soberano. Antes de fallecer, el joven dijo a sus verdugos: “un cristiano que entrega su vida por Dios no tiene miedo de morir”.

En mayo del año siguiente, los cristianos, ahora a cargo de Carlos Lwanga fueron capturados y llevados ante el rey, que les preguntó si tenían la intención de seguir profesando su fe, a lo que respondieron “¡Hasta la muerte!”.

El 3 de junio de 1886 doce de ellos fueron quemados vivos y otros 10 cristianos fueron descuartizados. Los 22 mártires fueron beatificados el 6 de junio de 1920 por el Papa Benito XV. Posteriormente fueron canonizados por Pablo VI el 18 de octubre de 1964.


5. Beato Cyprian Michael Iwene Tansi

Cyprian Michael Iwene Tansi nació en 1903 en Igboezunu al sur de Nigeria. A pesar de la desaprobación de sus padres, ingresó al seminario de Igbarian en 1925 y se consagró sacerdote en 1956.

El P. Tansi fue una persona cercana al pueblo, estuvo principalmente atento a la pastoral de la familia, donde trabajó para asegurarse que las parejas llegaran bien preparadas al Matrimonio y promovió la castidad.

El sacerdote también luchó por el acceso a la educación de las mujeres jóvenes, animó a las personas a recibir el Sacramento de la Reconciliación y nutrir sus vidas por la Palabra de Dios y la Sagrada Comunión.

Fue enviado a la abadía cisterciense de Mount Saint Bernard (Inglaterra) para seguir la vocación monástica y así devolver la vida contemplativa a África. En 1964, cerca de regresar a Camerún para formar la nueva comunidad, falleció de un aneurisma aórtico.

Fue beatificado por San Juan Pablo II el 22 de marzo de 1998 y es el primer beato de Nigeria.


6. Beato Tshimangadzo Samuel Benedict Daswa

Tshimangadzo Samuel Daswa nació el 16 de junio de 1946 en la tribu Lemba en la diócesis de Tzaneen, fue bautizado el 21 de abril de 1963, a los 16 años de edad con el nombre de Benedict.

Daswa fue director de la escuela primaria del pueblo de Nweli, catequista, promotor de obras de caridad y reconocido por su vida de oración, su generosidad y bondad; rasgos que también demostró con su esposa, Shadi Eveline Monyai, una luterana que se convirtió al catolicismo, y sus ocho hijos.

El 2 de febrero de 1990, fue emboscado cuando viajaba en su automóvil, como represalia por negarse a pagar dinero al consejo de ancianos que pensaba acudir a un brujo por una serie de fuertes temporales en la aldea.

Daswa escapó, pero ante la amenaza de matar a la mujer que lo escondía, se entregó a sus asesinos diciendo: “Padre recibe mi espíritu”. Fue asesinado cruelmente, momento en que él oró de rodillas.

Daswa fue beatificado por el Papa Francisco el 13 de septiembre de 2015 y es el primer beato de Sudáfrica.  

miércoles, 28 de julio de 2021

JOVEN LEVANTA DOS MEDALLAS EN LAS OLIMPIADAS, EL ORO Y LA MEDALLA MILAGROSA

 


 

Joven levanta dos medallas en las olimpiadas, el oro y la medalla milagrosa

POR HARUMI SUZUKI | ACI Prensa


La levantadora de pesas Hidilyn Diaz pasó a la historia al ganar la primera medalla de oro en la historia de Filipinas. Ella recibió la presea dorada de las olimpiadas acompañada de la Medalla Milagrosa, que muestra su fuerte fe católica.

La joven de 30 años participó en halterofilia en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, ganando el primer puesto en la categoría de -55 kg con récord Olímpico, al levantar un total de 224 kg (97 kg en arranque y 127 a dos tiempos).

Diaz recibió la medalla de oro llevando la Medalla Milagrosa en el cuello y luego de escuchar con emoción el himno nacional de Filipinas, levantó el dedo señalando al cielo, agradeciendo a Dios por este logro.

En una entrevista a Philstar luego de la premiación, la joven originaria de Zamboanga, agradeció a Dios y a todos los que oraron por ella.

“No puedo creer que mi nombre esté en el récord olímpico. Estoy realmente agradecida. Dios es grande. Dios es grande”, agregó.

El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) y Arzobispo de Davao, Mons. Romulo Geolina Valles, indicó en un comunicado que la Iglesia en el país felicita con “gran orgullo y alegría” a la joven por su “actuación histórica”.

“En nombre de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas, extiendo mi mayor gratitud a Hidilyn por traer honor a nuestro país con su determinado espíritu y pasión interminable” por el deporte, resaltó.

Mons. Valles señaló que su victoria fue capturada en fotos donde luce la “Medalla Milagrosa de Nuestra Señora en su pecho” y subrayó que admiran “su devoción a la Santísima Madre mientras llevaba en su victoria su gran fe en Dios”.

“Hidilyn es una verdadera levantadora de pesas que saca su fuerza de su amor por el país y su profunda fe católica”, agregó.

En una conferencia de prensa, Diaz indicó que la medalla milagrosa se la regaló un amigo, con el que rezó “la novena durante 9 días antes de mi competencia”.

“Es un signo de su fe y mi fe en Mamá María y Jesucristo”, añadió.

En 2018, la joven fue invitada a dar su testimonio durante la 5ta Conferencia Filipina sobre la Nueva Evangelización, donde compartió cómo su fe la ayudó a superar varios desafíos que atravesó durante su vida como atleta.

“Sentí un vacío, no entendía cuál era el propósito de mi vida y por qué practicaba levantamiento de pesas. Ese tiempo también fue mi viaje con Dios donde llegué a conocerlo personalmente. Aprendí a orar porque antes no sabía cómo hacerlo. Luego le confié todo a Dios porque entendí que hay un propósito por el que estoy aquí, por qué estoy en el levantamiento de pesas”, indicó.

lunes, 6 de julio de 2020

SACERDOTE RELATA SU EXPERIENCIA SIRVIENDO A ENFERMOS POR COVID 19


Sacerdote relata su experiencia sirviendo a enfermos por COVID-19
Redacción ACI Prensa
 Crédito: ACN.




Un sacerdote polaco, admirador de Santa Teresa de Calcuta, relata su experiencia llevando salud corporal y espiritual a los pacientes con COVID-19 en un hospital de Ucrania.

El P. Grzegorz Draus es un sacerdote católico de Lublin (Polonia), que desde hace nueve años ejerce su ministerio en la ciudad de Lviv o Leópolis (Ucrania), y que hoy tiene la especial misión de cuidar el cuerpo y el alma de los pacientes con COVID-19 de un hospital local.

A la fecha, la ciudad de Leópolis, uno de los centros culturales, científicos e industriales más importantes del país, registra más de tres mil fallecidos, 700 internados y casi 100 fallecidos por el nuevo coronavirus.

“Desafortunadamente debido a otros trabajos parroquiales, me es imposible visitarlos con más frecuencia”, dijo el P. Draus a la fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) y explicó que por la necesidad de realizar otras labores en la parroquia, visita el hospital solo dos días a la semana.

En cada visita, el P. Draus ingresa vestido con 14 elementos de protección como los médicos, enfermeras y personal sanitario, pero se distingue de ellos por la estola que porta en el cuello, que si bien antes pasaba inadvertida por lo habitual, hoy simboliza, con toda su fuerza, la vocación del sacerdote.


“Estoy ocho horas dentro de este ‘uniforme’ que se compone de 14 partes diferentes. Cuando voy de una unidad del hospital a otra, debo cambiar parte del equipamiento y desinfectarme con un líquido especial”, dijo el sacerdote a ACN.

Debido al alto riesgo de contagio, el sacerdote toma con responsabilidad su propio cuidado en cada visita y felizmente hasta la fecha no ha contraído el virus. “En otros hospitales, hay muchos contagios también entre los médicos porque no tienen tantas medidas. Pero no se puede bajar la guardia, la enfermedad está en todas partes. Me hice la prueba dos veces y gracias a Dios: estoy sano”.

El P. Draus también señaló su admiración por el trabajo de las enfermeras, pues ha podido experimentar la gran dificultad de realizar su servicio cuando utiliza el traje de protección del virus.

“Para mí, lo más difícil es trabajar a pesar de la humedad y el sudor porque se empaña todo y casi no se ve nada. No puedo imaginar cómo trabajan las enfermeras en tales condiciones, no es fácil. Sin embargo, tienen que hacer su trabajo, como por ejemplo, poner inyecciones”, dijo.

El sacerdote dijo que en cada servicio, visita a los enfermos en sus habitaciones, les da la bendición, conversa con ellos, les habla sobre el amor de Dios y trata de darles buenas noticias; pero también confiesa lo complicado que sería para él padecer la enfermedad.

“Yo no estoy enfermo de COVID, Dios sabe que sería demasiado difícil para mí. Los enfermos tienen una fe fuerte”, dijo. Además del sufrimiento físico, “lo más difícil son las consecuencias y los problemas que conlleva y afectan a los demás: hospitalización, aislamiento. Algunos pueden sentirse culpables”, añadió.

Algo que el P. Draus le recuerda a los pacientes que visita es que Cristo sufrió los mismos síntomas que ellos sufren: “Dificultades para respirar” y que “Jesucristo está muy unido a ellos en la cruz”. Además, para fortalecer su alma, los confiesa y les distribuye la sagrada Comunión.

Debido a las regulaciones sanitarias en el hospital, no es posible consumir las hostias consagradas que no se lleguen a brindar, ni tampoco es posible guardarlas o conservarlas en ningún sitio; sin embargo, el sacerdote no ha tenido que afrontar esta situación.


“Todos los días vivo un pequeño milagro, la cantidad de personas que participan en la comunión es igual a la cantidad de hostias que traigo conmigo”, dijo el P. Draus.

Para el P. Draus, llevar su ministerio de esta forma antes habría sido impensable, pero siempre tuvo claro que seguir su vocación sacerdotal sería una “actividad fascinante”.

El sacerdote contó que cuando era un joven adolescente le dijo a su amigo “que quería sacrificarse para servir a los pobres”, pero él le respondió que Dios no necesita su sacrificio, sino su amor. Ahora, en sus casi 25 años como sacerdote, no lamenta “ni un solo día” su ordenación y afirma que su único deseo es seguir el ejemplo de Santa Teresa de Calcuta.

La santa servía a los pobres y a los necesitados y “solo dormía 4 o 5 horas porque estaba llena de ardor en su actividad: ella amaba lo que hacía. Yo también quiero amar lo que hago de esa manera, hasta el final”, afirmó el sacerdote polaco.

ACN apoya la misión de sacerdotes que cuidan de los más necesitados de la pandemia. Por ello, enviará equipos de protección personal como máscaras, guantes, antisépticos y otros, a 3.478 sacerdotes, 92 seminaristas y mil miembros de comunidades religiosas para que puedan protegerse en su servicio y evitar la expansión del coronavirus.

lunes, 11 de mayo de 2020

CONOCE 8 MAMÁS SANTAS QUE CRIARON A HIJOS SANTOS


Conoce 8 mamás santas que criaron a hijos santos
Redacción ACI Prensa




La Iglesia católica cuenta con muchas madres santas cuyos hijos también fueron santos. Aquí les presentamos algunas de estas madres ejemplares. 

1. Santa Mónica y San Agustín de Hipona
Mucha gente sabe que fue a través de las fervorosas oraciones de Santa Mónica que su rebelde hijo convertido en Doctor de la Iglesia llegó a ser el santo que conocemos hoy.

Santa Mónica oró por él sin parar, y poco a poco, Cristo respondió a sus plegarias. San Agustín tuvo una conversión del corazón y a partir de ese momento dedicó su vida a Dios. Esta es una prueba de lo que es una buena madre y lo que una gran cantidad de oraciones pueden hacer por un hijo rebelde.

Más información sobre Santa Mónica en el  siguiente enlace

2. Santa María Celia Guérin y Santa Teresa de Lisieux
San María Celia y su esposo San Louis tuvieron una fe profunda que inspiró a sus 5 hijas a entrar en la vida religiosas. Sin duda el amor que existía en su familia hacia Dios generó una gran devoción y allanó el terreno para la vida virtuosa de Santa Teresita, que fue nombrada Doctora de la Iglesia.

Más información sobre Santa María Celia Guérin en el siguiente enlace

3. Santa Silvia de Roma y San Gregorio Magno
Santa Silvia y su esposo, que más tarde entró en la vida monástica, construyeron en su casa una capilla dedicada a San Sabas, que más tarde fue ampliada para convertirse en un monasterio. El hijo de Santa Silvia de Roma, fue San Gregorio que llegó a ser Papa y uno de los más grandes líderes de la Iglesia.

Más información sobre Santa Silvia en el siguiente enlace

4. Santa Felicidad y sus 7 hijos mártires
Santa Felicidad tuvo 7 hijos, todos ellos mártires. Ver a todos sus hijos torturados y martirizados por seguir a Cristo debió haber sido agridulce para ella. Al poco tiempo ella los acompañó en la muerte y en la vida eterna.

Más información sobre Santa Felicidad en el siguiente enlace

5. Beata Juana de Aza y Santo Domingo de Guzmán
Santa Juana de Aza tenía dificultades para concebir un hijo. Por eso oró a Dios y pidió la intercesión de Santo Domingo de Silos. Sus oraciones fueron escuchadas y en agradecimiento puso a su hijo por nombre Domingo.

Una noche, Juana soñó que daba a luz a un perro con una antorcha en la boca que corría por todo el mundo. El sueño le asustó y se dirigió a un monasterio para consultar con un monje que le dijo: “no te preocupes, Señora. La antorcha encendida representa la palabra de Dios. Como el perro, tu hijo va a ir por todo el mundo anunciándola”.


Esa historia, junto con la piedad de Juana, debió haber inspirado a su hijo Domingo para dedicarse al Señor. Él fundó la Orden de Predicadores y ayudó a detener la propagación de la herejía albigense, la cual había incursionado peligrosamente en el cristianismo de su época.

7. Margarita Occhiena (venerable) y San Juan Bosco
Margarita fue la madre de un santo amado por millones de personas. Trabajando junto a su hijo, Santa Margarita procuraba que los niños de la calle recibidos por Don Bosco fueran bien atendidos y cuidados.

Más información sobre Margarita Occhiena en elsiguiente enlace

8. Beata Ortolana de Asís y sus hijas Santa Inés y Santa Clara de Asís
Ortolana era una mujer de mucha virtud y piedad cristiana, solía hacer largas peregrinaciones a Bari, Santiago de Compostela y Tierra Santa. A pesar de su gran piedad, desprenderse de sus dos hijas para que siguieran a San Francisco de Asís no debió ser fácil. Sus hijas Clara e Inés fundaron la orden de las Damas Pobres de San Damián, conocidas como las clarisas. 

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.

viernes, 24 de noviembre de 2017

UNA HISTORIA CON DOS MUJERES Y UN MILAGRO EN TUCUMÁN

Una historia con dos mujeres y un milagro en Tucumán
Milagro aprobado para la beatificación de Madre Catalina de María


Por: n/a | Fuente: madrecatalinademaria 



Muchas son las gracias concedidas por Madre Catalina de María. Se la invoca principalmente en casos de dificultades para tener hijos pero también con enfermedades concretas en donde se ha apreciado su poder de mediación ante Dios. Porque las gracias y milagros las hace Él y los santos o personas a quienes invocamos son los mediadores de ese favor. Sucintamente describimos la gracia aprobada por la Congregación de la Causa de los Santos.
Una noche de abril en la ciudad de Tucumán, en donde las Hermanas Esclavas tienen un Colegio, la madre de una profesora del mismo de menos de 60 años, sufrió una muerte súbita. Auxiliada por su hija, su esposo y un vecino y temiendo por los síntomas, de que estaba muerta la llevaron a una clínica distante a varias cuadras a donde llegaron más de quince minutos después. Los médicos intentaron la reanimación mientras la familia afuera rezaba, sin saberla bien, la oración a Madre Catalina. Pasados aproximadamente veinte minutos de vanos intentos para lograr que el corazón volviese a funcionar, el médico les dijo a los familiares que la señora había fallecido.
La hija y el esposo le pidieron al facultativo que siguiera intentando pues estaban seguros que Madre Catalina también estaba actuando con ellos. El médico sin saber bien porqué ya que había cumplido con todos los protocolos, hizo un nuevo esfuerzo y comprobó que aunque había decretado la muerte biológica, la señora comenzaba a tener actividad cardíaca. La trasladaron a la unidad coronaria para una mejor atención a la vez que diagnosticaron edema pulmonar y grave afección cerebral con lo cual el pronóstico de supervivencia era acotado y en caso que se diera quedaría con enormes secuelas.
Mientras tanto comenzaron las cadenas de oración y las alumnas del Colegio rezaban fuertemente por la curación de la mamá de su profesora. Inesperadamente a las 24 horas hablaba correctamente, se movía y fue evolucionando de un modo asombroso. Estuvo en la clínica más por precaución que por necesidad diez días más y regresó a su casa sin necesidad de rehabilitación y sin ninguna secuela haciendo vida normal a 20 años de aquella situación.

martes, 21 de noviembre de 2017

PANAMEÑA OBTUVO MILAGRO QUE LLEVÓ A LOS ALTARES AL P. SOLANO

Panameña obtuvo milagro que llevó a los altares al P. Solano
Milagro aprobado para la beatificación de Francisco Solano Casey


Por: Arquidiócesis de Panamá | Fuente: ArquidiocesisDePanama.org 



Una panameña, Paula Medina Zárate, recibió una curación milagrosa por la intercesión del Venerable Solano Casey OFM Capuchino, hace cinco años, en una visita realizada al monasterio donde se conserva el cuerpo del fraile capuchino que murió en 1957 con fama de Santidad.
La celebración solemne de la Beatificación será el 18 de Noviembre de 2017 en Detroit, Michigan y Paula Medina llevará la reliquia del nuevo Beato al altar en el momento de la proclamación.
Para el Arzobispo de Panamá, esta manifestación de Dios a través del Padre Solano, en la persona de Paula Medina, es un signo más de la mirada misericordiosa del Padre a este pueblo panameño, que debemos asumirlo como un compromiso para hacer mejor a nuestro país, especialmente atendiendo a la niñez y la juventud.
La dedicación a la juventud y el desprendimiento de Paula, son rasgos de una verdadera discípula de Jesucristo, que mantuvo su espíritu inquieto a pesar de la difícil enfermedad que la aquejaba. Ahora, ella puede proclamar con más fuerza la grandeza de Dios.
El milagro concedido
Los Frailes Capuchinos han trabajado en Panamá desde el año 1982.  Durante muchos de estos años, una colaboradora fuerte en el trabajo Pastoral con ellos ha sido Paula Medina Zárate, especialmente en su trabajo con la juventud y con madres solteras en las Parroquias de Pacora y Chepo.
Del trabajo pastoral nació una relación de mucha confianza entre los frailes y Paula. Luego de la jubilación de Paula como educadora, fue invitada a visitarlos por un tiempo de descanso en Septiembre de 2012. Como parte de esta visita, uno de los Frailes, José Timmers, la llevó de Chicago para visitar la obra de los Capuchinos en Detroit, Michigan.  Allí, además de un enorme trabajo con los pobres y una cocina comunal que sirve 2000 comidas diarias, hay un centro de espiritualidad enfocado en un Fraile Capuchino que murió en 1957 con fama de Santidad, Padre Solanus Casey.  Su Causa de Canonización fue introducida en 1961 y actualmente miles de personas visitan su tumba anualmente.
Paula no conocía del Padre Solano, pero cuando entró en el Centro Solano Casey y vio su tumba cubierta en notas de papel, le preguntó a Padre José de qué se trataba.  El Padre José le explicó que el Padre Solano siempre ha sido considerado fuerte como intercesor y que durante su vida muchas personas reportaron favores y sanaciones a causa de sus oraciones.  Por eso hoy todavía visitan su tumba y escriben en notas sus peticiones.  Los Capuchinos reciben todos los días reportes de favores recibidos.
Con eso, Paula se sintió movida a arrodillarse ante la tumba y escribir peticiones para toda la gente que ella llevó en su corazón.  Al terminar y empezando a levantarse, oyó una voz interior que le preguntó “¿Y Usted? ¿Que desea Usted?”  Sorprendida Paula volvió a arrodillarse y con mucha emoción rezó por sí misma.  Paula había nacido con una enfermedad del piel que es genética, sin curación.  Toda su vida se había pasado en tratamientos, simplemente tratando de controlar las consecuencias de la enfermedad.  Incluso, en ese momento de oración, sus piernas estaban afectadas por la enfermedad.
Al orar, Paula sintió cambios en su cuerpo: calor y frío y algo profundo en su alma. Luego de almorzar, en el cuarto al levantar su pantalón descubrió que las escamas de la enfermedad en sus piernas estaban cayendo y que allí donde antes estaba presente la enfermedad dermatológica, ahora se hallaba piel como la de un niño.
Hasta hoy la enfermedad no se ha manifestado nuevamente. Ha sido examinada por cuatro distintos dermatólogos, incluyendo un experto en la particular forma genética de enfermedad que ella sufría, y ninguno ha podido explicar cómo es posible que la enfermedad, siendo genética, no se manifieste en su cuerpo.
El caso ha pasado por varios instantes de investigación Eclesiástica, incluyendo en la Arquidiócesis de Detroit y dos tribunales en el Vaticano.  En Mayo de este año, siendo que ninguno ha podido explicar el caso médico, y los teólogos del Vaticano aseguraron que el favor es algo íntimamente conectado con la intercesión del Padre Solano, el Santo Padre Francisco firmó un decreto aprobando la elevación del Venerable Solano Casey a  los altares de los Beatos.  Con esta distinción su Fiesta ahora será celebrada en las Iglesias de Los Estados Unidos y en las Iglesias Capuchinas en todo el mundo.
La Dra. Leticia Muñoz Buckner – Dermatóloga, quien la ha tratado por años, manifestó que en noviembre de 2012 la observó y reitera que su piel ha experimentado una mejoría casi en su totalidad al igual que desaparición de su sintomatología. Actualmente sus cuidados de la piel son mínimos, al igual que una persona con piel sana y normal.
De acuerdo, a la doctora Leticia, Paula presentaba historia de piel reseca generalizada, con predominio de escamas pardas adheridas y gruesas en extremidades inferiores y superiores, palmas y plantas de pies cuarteadas, pelo muy fino con tendencia a la caída, uñas adelgazadas, leve descamación en el cuero cabelludo, y picazón en los pies.

EL TESTIMONIO DE 8 NIÑOS QUE ALCANZARON LA SANTIDAD


El testimonio de 8 niños que alcanzaron la santidad
Por María Ximena Rondón





 (ACI).- La edad no es impedimento para alcanzar la santidad y esto es lo que demostraron estos ocho niños que se destacaron por su testimonio de piedad, fidelidad y amor a Dios.


Santos Francisco y Jacinta Marto

Junto con su prima Lucía, Francisco y Jacinta Marto fueron testigos de las apariciones de la Virgen María en Portugal del 13 de mayo al 13 de octubre de 1917. Ambos tenían 9 y 7 años respectivamente.

Durante estos sucesos, los pastorcitos soportaron con valentía las calumnias y persecuciones y realizaron varias mortificaciones. El pequeño Francisco pasaba mucho tiempo ante el Sagrario y rezaba para consolar a Dios por las faltas de la humanidad mientras que Jacinta iba a Misa todos los días y ofrecía la comunión por los pecadores.

Francisco y Jacinta enfermaron de bronco-neumonía durante una epidemia en la región. Él murió en 1919 y su hermana un año después.


Santo Domingo Savio

Santo Domingo Savio quiso ser sacerdote desde pequeño y tras conocer a Don Bosco ingresó al Oratorio de San Francisco de Sales en Turín, Italia.

El niño se destacó por su intensa vida espiritual, su alegría y su disposición para ayudar a los demás, especialmente a su familia. Solía decir con frecuencia: “¡Quiero ser santo!”.

Enfermó y, a pedido de los médicos, tuvo que dejar el oratorio y regresar a su casa. Antes de morir, el 9 de marzo de 1857, exclamó “¡qué cosa tan hermosa veo!”. Faltaban pocas semanas semanas para que cumpla 15 años.


San José Sánchez del Río

San José Sánchez del Río fue un niño que por amor a Jesús se unió a los Cristeros, un grupo armado de miles de católicos que defendieron su fe durante la persecución religiosa perpetrada en México la segunda década del siglo XX.

“Joselito”, como se le conoce en su país, sirvió a los cristeros –que en un principio no quisieron aceptarlo porque era joven y por el peligro al que se exponía– como portaestandarte de la imagen de la Virgen de Guadalupe, pero no llegó a tomar parte activa en los enfrentamientos armados.

Tenía 14 años cuando el 10 de febrero de 1928 los oficiales del gobierno de Plutarco Elías Calles lo torturaron y lo asesinaron por negarse a renunciar a la fe.


Santa María Goretti

Santa María Goretti creció en el seno de una familia que era pobre de bienes terrenales, pero rica en la fe.

Cuando tenía once años fue apuñalada por Alessandro Serenelli, un joven de 19 años, porque se negó a tener relaciones sexuales con él.

El 6 de julio de 1902, antes de morir, ella perdonó a su asesino, que fue encarcelado. Mientras estaba en la prisión, Alessandro se arrepintió de su crimen y cuando salió libre buscó a la madre de María para pedirle perdón.

Años después, él colaboró dando su testimonio para la causa de beatificación de María. También fue admitido en la orden tercera de San Francisco.


Santos Cristóbal, Antonio y Juan, los Niños Mártires de Tlaxcala

Los santos Cristóbal, Antonio y Juan, fueron asesinados por odio a la fe en México entre 1527 y 1529. Son considerados los primeros mártires de América.

Cristóbal fue hijo del cacique Acxotecatl y conoció la fe católica gracias a la labor evangelizadora que los frailes franciscanos realizaban en la región entre los años 1524 y 1527. Tras recibir el bautismo, trabajó por la conversión de su familia, pero su padre se enfureció. Murió a los 12 años producto de los golpes y quemaduras provocadas por su progenitor.

Antonio y Juan recibieron formación de los franciscanos y dominicos. Ambos trataron de erradicar la adoración de ídolos en su pueblo Tizatlán y en las aldeas cercanas. Fueron descubiertos por los pobladores de Cuautinchán, que los asesinaron a golpes.
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